Los rápidos avances tecnológicos permiten disponer de cámaras de seguridad con prestaciones impensadas hace solo dos años. Nada es eterno, inclusive los componentes electrónicos. Cámaras obsoletas, de baja definición, que pixelan imágenes cuando se hace zoom o presentan imágenes borrosas es sinónimo de no tener ningún tipo de seguridad. Si cambia los “ojos” del sistema que tiene instalado obtiene ventajas inmediatas: mejora su seguridad, gana beneficios legales, evita perjuicios a su empresa, entre otros y, lo mejor: a un costo más bajo que contratar un nuevo sistema. Los costos que componen un sistema de videovigilancia son varios: diseño del proyecto, compra e instalación de los equipos, operación de los equipos, mantenimiento y renovación. Es el precio de la inversión en seguridad. Con los tiempos que corren, el empresario, en caso de tener equipos de 3, 4 o más años de antigüedad que no muestran imágenes nítidas, pixelan imágenes, tienen alcances limitados o, directamente, no funcionan, tiene una alternativa inteligente: reemplazar solamente las cámaras que tiene por cámaras de mucha mayor definición. Por ejemplo, si tiene cámaras de 520 TVL (algo usual hace 3 años) puede reemplazarlas por cámaras que ofrecen un 55% más de definición o hasta un 100% más de definición cambiando solamente la cámara. Si desea más días de grabación también puede extenderlos. Así puede actualizar su sistema invirtiendo casi la mitad de lo que le costaría una renovación total del sistema, en menor tiempo y aprovechando todo lo que invirtió oportunamente: cableados, monitores, grabadoras de video, alimentación eléctrica y demás. Estos beneficios no duran siempre: la tecnología cambia y, hoy puede recurrir a estos recursos por un sinnúmero de razones. Dentro de unos meses, el reemplazo será imposible debido al profundo cambio tecnológico que está en marcha y no se detiene. En otros términos: dentro de un año, si quiere estar a tono, tendrá que cambiar todo el sistema destinando una inversión importante. Caso contrario: quedará sin seguridad. Nuevamente Vigilancia Online está a la vanguardia de soluciones de seguridad electrónica: no se coloca el equipo que simplemente dé mejores prestaciones sino aquél que cumpla adecuadamente su función: dentro del contexto de control de riesgos, enmarcado en lo que la ley solicita y con una prestación forense adecuada. Llámenos y nuestro equipo técnico diagnosticará los elementos a reemplazar para que su sistema vuelva a estar actualizado y recupere su utilidad. Lic. Juan Moratto. Investigador de Operaciones - Ministerio de Defensa Director de Proyectos de Seguridad – Vigilancia Online
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Todo montaje de sistemas de alarmas anti-intrusión corporativos conlleva un análisis importante de el escenario, eventos, conductas y pautas delictivas, contrainteligencia y demás aspectos sociales donde está inmersa la empresa, la parte relevante es el equipamiento electrónico. Actualmente la sofisticación nos ha facilitado las cosas: detectores y sensores microprocesados están al alcance de la mano y los softwares de diagramación y simulación de escenarios son habituales en nuestras mesas de trabajo.. El punto que resalto es que, casi el 75% de las veces la clave de un buen sistema anti-intrusión reside en los detectores y no en el sistema de paneles, que se llevan el 25% restante. Si bien la tarea "coordinadora" está al 100% a cargo de panel, la "detección" está repartida asimétricamente. Un detector, como el que consigno debajo percibe temperatura humana en un radio de 180º y a una distancia de 12 metros + 12 metros, una cobertura impresionante. Ah, y además, no se deja engañar por las mascotas...para no generar falsos positivos: Lic. Juan Moratto.
Investigador de Operaciones-Ministerio de Defensa Director de Proyectos de Seguridad – Vigilancia Online Si luego de ser víctima de un delito, las empresas, usualmente, no cancelan el contrato que tienen con la empresa de alarmas contratada, por consiguiente están presentando una vulnerabilidad a los delincuentes, facilitándoles la acción. Habitualmente recibo consultas de empresas que han sido víctimas de incidentes delictivos, para instalar más dispositivos de seguridad electrónica que limiten aún más la reiteración del ilícito. Mi primer interrogante consiste en saber si tenían o no algún sistema de seguridad electrónica a lo cual muchas veces recibo una respuesta afirmativa y, en caso de robo, pregunto: ¿y la alarma sonó? Las respuestas siempre son ambiguas: la alarma se disparó pero nadie acudió, la sirena no sonó, la alarma no funcionó, el sensor no lo detectó, destruyeron el panel de alarmas y así sucesivamente: puras excusas difíciles de interpretar. Les pregunto: “¿cancelaron el contrato con la empresa de alarmas?”. La respuesta que siempre recibo es negativa y obvia: la empresa, casi siempre indica que la alarma que es obsoleta, debe ser renovada, debe “potenciarse”, según ellos “todo funcionaba perfectamente pero debía contratar un nuevo abono, más completo” y cosas por el estilo totalmente sin sentido alguno en el ámbito de la seguridad y con mucho sentido en el ámbito del marketing. Ahora bien, si el sistema de alarmas de la empresa XXX no funcionó, mi interrogante es ¿Por qué se mantiene el contrato con la empresa XXX justificando, inclusive, el accionar de la misma (¡?) y no se lo cancela de forma inmediata? Toda empresa tiene la obligación, hoy en día, de establecer un sistema de seguridad física para preservar los activos que garanticen la continuidad del negocio, sea un comercio (mercadería), una empresa fabril (maquinarias), de servicios (computadoras) y similares. El sistema de seguridad de una empresa debe cumplir con su objetivo: proteger los activos contra actividades delictivas. En general se toma al sistema de alarmas como un “mal necesario” ya que a los ojos del empresario “no aporta valor a la empresa” y, en consecuencia, se contrata “el servicio más barato”. Esta secuencia de reflexiones es, lamentablemente, poco válida: ¿Cuánto deja de ganar una empresa que perdió parte de sus activos vitales, cada día que pasa sin producir o sin vender? ¿Cuánto tarda en recuperar lo robado – vale decir que en general nunca lo recupera-? ¿Una empresa que fue robada, qué confianza merece en el mercado? ¿Cuánto decae el valor inmobiliario de un barrio cerrado que fue robado reiteradas veces? ¿Y un colegio? El perjuicio de un delito para una empresa u organismo es enorme. El aporte de valor se debe medir de la misma forma que un seguro. El seguro aporta valor ya que sino sería imposible siquiera enviar mercadería de un lugar a otro. Por ello, cuando se busca “lo más barato”, el verdadero empresario, el empresario serio, dice NO. Busca “lo más efectivo”, aquello que le rinda cada peso que pone en su sistema de seguridad para garantizar la continuidad de su negocio. La seguridad es una inversión. Los beneficios que se logran al replantear el sistema de seguridad implantado son extremadamente grandes. El primero es el de la continuidad del negocio: seguir trabajando sin sorpresas, pagar deudas o cumplir con compromisos contractuales teniendo todo bajo control…y así sumar tranquilidad. Por otra parte, se logra una doble prevención: al colocar un sistema de seguridad empresarial respaldado por un estudio serio de riesgos se logra medir todo lo que está protegido y cuantificar cuánto riesgo una empresa determinada es capaz de absorber hasta estar suficientemente protegida. No es un vendedor de alarmas el que puede determinar estas variables: es un especialista en seguridad. Por ello, la próxima vez que tenga dudas, llámeme, y junto a mi equipo multidisciplinario podremos construir un mapa de riesgos, vulnerabilidades y contramedidas de defensa, escalonadas en el tiempo que le permitan trabajar sin sobresaltos ni sorpresas desagradables. La seguridad no se resuelve simplemente con una alarma. Lic. Juan Moratto. Investigador de Operaciones-Ministerio de Defensa Director de Proyectos de Seguridad – Vigilancia Online |
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